Quizá, a parte del peluche, el sonajero esté considerado como el primer juguete con el que se entretendrá el recién nacido. Sea por su colorido o por su sonido, le entusiasmará sobremanera y lo considerará como su «gran tesoro».
No obstante, tendremos que prestar atención a la seguridad que éste pueda presentar. Es decir, deberá tener al menos 4 cm. de ancho. La boca y gargante del bebé son muy flexibles y, si fuera de un tamaño más pequeño, podría introducírselo en la boca, con el consiguiente riesgo de ahogo.
Por tanto, no ha de tener aristas ni piezas desmontables. También es importante destacar que debe estar fabricado en un material no tóxico y resistente a los golpes.
Nota: ciertos sonajeros contienen un pito; deberemos comprobar que no puede ser extraído por el bebé. No sólo con las manos, si no también con los dientes.