¿En qué grado puede afectar un problema de salud de la embarazada a su futuro hijo? Dentro de las situaciones de riesgo más frecuentes durante la gestación se encuentra la hepatitis.
Hepatitis: Hay varios tipos de hepatitis, por lo que el riesgo, los controles e incluso el tratamiento depende mucho del tipo de virus que se padezca (el tipo B y el C son los más graves). Hablaremos sobre los diferentes tipos de hepatitis:
Hepatitis B:
La transmisión al feto se produce normalmente durante el parto. El riesgo de paso al niño es mayor cuanto menos controlada esté la enfermedad y puede llegar hasta el 80 por ciento. Al principio, ningún recién nacido tiene síntomas, pero sí un altísimo riesgo de que la enfermedad se haga crónica, por lo que el tratamiento es muy importante. Este se hace mediante la administración de una inmunoglobulina tras el parto y vacunación al nacimiento, al mes y a los seis meses de vida. Con el tratamiento completo se podría incluso dar de mamar al niño bajo supervisión médica. Se suele hacer un control de anticuerpos al bebé a los nueve meses de vida y un seguimiento médico.
Hepatitis C:
En general, se estima que el riesgo de paso al feto es sólo de un cinco por ciento, aunque es mayor en las mujeres menos controladas o con otras infecciones. Normalmente, no se suele contraindicar la lactancia (aunque esto debe ser confirmado por el pediatra) y se hace un seguimiento de anticuerpos en el recién nacido hasta los 18 meses, momento en que suelen negativizarse, pues en general proceden de la madre. En caso de persistir dichos anticuerpos, se estudiaría detenidamente el tratamiento en el niño.
Hepatitis A:
Existe poco riesgo de transmisión al feto (el bebé la puede contraer por haber entrado en contacto con la sangre de la madre o bien por vía oral). Pero si ha ocurrido poco antes del parto, el niño puede beneficiarse de la administración de inmunoglobulina y vacunación. Normalmente sí se puede amamantar al bebé si se padece ésta enfermedad.