¿Es la primera vez que te enfrentas a una fiesta de Halloween con los amigos de tus hijos? Que no te impresione el reto, ni el altísimo nivel que hay por ahí. Puedes encontrar material con el que decorar tu casa, sin gastarte mucho dinero y sin salir del barrio. Que no te desborden acontecimientos.
Lo principal es que seas realista respecto al tiempo que tienes para dedicarte a este asunto para no ponerte el listón demasiado alto y sobre todo que lo paséis bien tanto con la preparación, como el día de la fiesta.
Si tus hijos no son muy pequeños, disfrutarán participando ellos mismos en el proceso de transformación de vuestro comedor o su dormitorio en un lugar sombrío y misterioso. Entre los detalles decorativos que no pueden faltar están las calaveras, brujas, telarañas, calabazas…
Puedes comparar pinturas de cara y preparar previamente algunas ideas para pintarles. Busca opciones que te resulten sencillas, ya que no todo el mundo tiene la misma mano, ni la misma creatividad. Acentuar las ojeras, o simular una brecha, puede bastar para caracterizar a los pequeños, que sin duda, de lo que más disfrutarán es de estar con sus amigos pasando una tarde divertida.
Uno de los momentos que suele atraerles más es el de ir, casa por casa, tentando la suerte con el conocido “truco o trato”. Puede ser buena idea que hables antes con algunos vecinos del edificio para saber en qué medida quieren colaborar con la fiesta.
Respecto al menú de la velada, todo depende del tiempo que tengas para implicarte en el asunto. Hay muchos dulces y bebidas con envoltorios ad hoc, en prácticamente todas las tiendas de alimentación, pero si quieres hacer algo original, te proponemos que te lances a hacer momias terroríficas. No te arrepentirás. Una crema de calabaza, puede ser un buen complemento para empezar la cena.
El atuendo también es algo en lo que debes pensar. Nuestro consejo es que juegues más con accesorios que con disfraces completos. La inversión es menor, ofrece más versatilidad y fomenta la creatividad de los niños. Puedes preparar una caja con telas, gorros, caretas y capas y proponer a los niños invitados que dediquen un rato a disfrazarse, en lugar de pedir que vengan disfrazados de casa.
Es importante tener en cuenta que respecto a Halloween, los niños reaccionan de manera muy distinta. No a todos les gusta la estética y no todos quieren disfrazarse o pintarse la cara. Respeta la decisión de los niños, sea cual sea.
Si los niños tienen más de 9 ó 10 años, la fiesta de Halloween ofrece una ocasión estupenda para profundizar en el origen de esta fiesta, que tiene que ver con tradiciones religiosas, paganas y en la parte más estética con las aportaciones de países concretos.
Si tienes previsto repetir experiencia puedes plantearte invertir cada año un poco en material que no sea desechable, para ir haciéndote poco a poco con un «kit» de Halloween. Así la organización de una velada especial nunca te pillará desprevenida y cada vez tendrás que dedicar menos tiempo. ¿Qué te parece?