Tras producirse el alumbramiento (aunque en ocasiones bastante antes), el pecho comienza a producir una leche especial llamada calostro. Éste es muy rico en proteínas y anticuerpos que protegerán y preservarán al recién nacido de las temidas infecciones.
El organismo fabrica una cantidad escasa pero, sin lugar a dudas, contiene todos los nutrientes que el bebé necesita en sus primeros días de vida.
En los días sucesivos, debido al cambio de hormonas en el organismo de la reciente mamá y, principalmente, por la succión del pezón, se incrementará bruscamente la producción de leche. El pecho tenderá a estar más inflamado, tenso, doloroso y caliente. Esto es lo que se conoce con el nombre de «subida de la leche». Para unas madres es una etapa algo dolorosa pero, para otras, supone un paso apenas sin alteraciones ni complicaciones.
No obstante, no existe una relación entre la denominada «subida de la leche» y su posterior producción. También hay variaciones en el momento de la subida. En ocasiones surge muy pronto (en 24 horas), pero otras veces tarda hasta varios días. Lo normal es que se produzca dentro de los tres días posteriores al parto.
Nota: hay que considerar que cuanto más se estimule el pezón, más leche se fabricará. Por eso es conveniente que el recién nacido mame inmediatamente después de dar a luz.
Además, el empleo de chupetes, o las tomas de agua, suero o leche en biberón, interfieren negativamente con la correcta estimulación del pezón; por este motivo, será mejor evitarlos a no ser que el pediatra los indique.