Por definición es la inflamación de la glándula mamaria. Aparece cuando una bacteria invade los conductos de la leche, u otra parte interna del pecho. Aunque la mastitis puede aparecer en cualquier momento de la lactancia es más frecuente entre los 10 y 28 días después del parto.
Se manifiesta por dolor, tensión, enrojecimiento cutáneo, edema, aumento de la temperatura local, situada casi siempre en un cuadrante de la mama. En ocasiones, los pechos pueden llegar a estar tan duros que se pueden sentir como rocas.
En la base de la mastitis está generalmente la obstrucción de los conductos de evacuación láctea (galactóforos), con posterior colonización de gérmenes o simple “encarozamiento.” En estos casos el bebé tiene que seguir tomando para poder aliviar.
También son buenos los paños de compresas calientes, una ducha caliente, que el calor ablande la leche para que esta salga con más facilidad. La forma de prevenirlo es tener una buena higiene, luego de que el bebé mamó lavar muy bien los pezones solo con agua.