Diferentes tipos de madres, cada una considera que hace lo mejor para sus hijos. Aunque no nos parezca, siempre hay que respetarla.
- Las mamás despreocupada…no se hacen problema por muchas cosas
Nos trae al hijo después de almorzar y vuelve a buscarlo a las nueve y media de la noche. Como si nada, nos da las gracias y se va. Sus hijos han dejado detrás de sí el caos y la desolación y, a pesar de que hemos pasado la tarde protegiendo el sillón, ahora que se han ido percibimos una mancha de chocolate en un lateral. Sus hijos nos desbordan, y ella… también.
Cómo tratar con ella:
Si su actitud nos afecta, hablar claro es de nuevo la herramienta más eficaz, habrá que mostrarle cómo nos sentimos cuando esa madre no cumple su compromiso. Como no suele tener claros los límites de nada, es importante relacionamos con ella explicando siempre lo que esperamos («Te espero entonces a las siete», en lugar de «después de la merienda») y hacerle pedidos muy concretos. Muchas veces no es que no quiera, es que no sabe hacer las cosas de otra forma. Si aun así no responde, nosotras evaluaremos si vale o no la pena invitara sus hijos a casa o arreglar con ella para encontrarnos a tomar café.
Otras veces juzgamos a estas madres desde lejos, cuando vemos que no prestan atención a las manchas que su hijo lleva en el pantalón. Pero la mayoría de las veces juzgamos a los demás únicamente porque son o actúan de forma diferente, tienen otras prioridades y objetivos distintos a los nuestros. Así que si nos molesta, pero no nos ha hecho nada, el trabajo nuevamente recae en nosotras. Con ellas funciona mucho mejor la comprensión y el apoyo, si es que la amistad nos interesa de verdad.