Los mitos acerca del embarazo son tantos y tan variados, como la imaginación de las futuras mamás. Pero uno de los más universales y arraigados es el de los antojos. Y muchos papás pueden dar fe de ello, cuando más de una vez han tenido que levantarse en medio de la noche para salir a buscar esas frutillas que su mujer tanto deseaba.
Porque ningún papá se perdonaría que la criatura llegara al mundo con una marca de nacimiento, producto de un desea insatisfecho. Sin embargo, nada de todo eso es cierto. Si bien son muchos los bebés que nacen con alguna mancha en su piel, no se trata precisamente de antojos no complacidos. Por lo tanto, si eso le sucede a tu hijo, antes de enojarte con el papá entérate qué son, y si se irán o no.
DIFERENTES MANCHAS:
MANCHAS DE COLOR SALMÓN:
Las manchas de color salmón, conocidas también como “piquete de cigüeña”, son una de las marcas de nacimiento más comunes: el 90% de los bebés de raza blanca las tienen, y son consecuencia de la circulación sanguínea fetal.
Se trata de manchas completamente planas, de color rosado o salmón, que se localizan con mayor frecuencia en el entrecejo, la nariz, el mentón, la nuca y arriba del labio superior.
Suelen ser más notorias cuando el chiquito llora o hace fuerza, dado que tienden a ponerse más rojas e intensas cuando la presión de la sangre aumenta. Pero no te preocupes: son totalmente benignas, y con el tiempo van a desaparecer solas. Eso sí, tendrás que ser paciente y esperar, porque recién se van a ir cuando tu nene tenga dos o tres años.
ANGIOMAS PLANOS:
A diferencia de las manchas de color salmón, los angiomas planos son de color rosado los primeros días, pero después comienzan a oscurecerse hasta adquirir una tonalidad violácea. Pueden localizarse en la cara o en cualquier parte del cuerpo, y aunque no se van solos, hoy en día existen soluciones estéticas a las que se puede recurrir para eliminarlos. Pero para eso, habrá que esperar por lo menos hasta la adolescencia.
HEMANGIOMAS:
Comúnmente conocidos como “frutillas”, los hemangiomas son abultados, de color rojizo, en ocasiones con una base más clara. Pueden ubicarse en la cara o en cualquier lugar del cuerpo, y se caracterizan porque aumentan de tamaño hasta los 18 meses. Pero no te asustes: a los cinco o seis años de edad desaparecen por completo como por arte de magia.
Las causas no se conocen, y en cuanto a los cuidados, lo más importante es evitar que el hemangioma se lastime o se infecte. Sobre todo, si se localiza cerca del ojo, en la nariz, o en la zona del pañal.