Las manos de los bebés

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Las manos de los recién nacidos son una fuente de información muy valiosa para los pediatras. Si el bebé se agarra fuertemente cuando le acercan un dedo, significa que le llamado “reflejo de agarrar” funciona bien y, por lo tanto, que el niño está sano. A medida que los movimientos se van haciendo cada vez más controlados y coordinados, este reflejo va desapareciendo.

Durante las primeras cuatro semanas de vida los recién nacidos acostumbran a pasar mucho tiempo con las manos cerradas. En el segundo mes, ya pueden permanecer con las manos abiertas durante un lapso mayor. Se  nota cómo empiezan a hacer esfuerzos por alcanzar lo que ven y les llama la atención. De todos modos, hasta el tercer mes, todo se queda en la intención.

Son capaces de mover ambos brazos en dirección al juguete o a la cara de su madre, es decir, hacia una meta determinada. Si están acostados boca arriba, es normal que pasen mucho tiempo jugando con las manos. Alrededor de los seis meses, son capaces de utilizar solamente una mano cuando quieren alcanzar algo que les interesa.  Pero lo hacen con toda la mano (la palma y los dedos, con el pulgar abierto).

En los meses siguientes van desarrollando una nueva habilidad: agarrar una cosa con cada mano. En una tienen, por ejemplo, una pieza del juego de armar, mientras en la otra agarran un muñeco. Y aprenden a soltar lo que tienen agarrado. Un paso más adelante en su desarrollo lo dan a los ocho o nueve meses, emplean principalmente los dedos para agarrar un objeto y ya no tienen que apretarlo contra la palma de la mano.

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