Muchas veces nos preguntamos si las mentiras piadosas son buenas, si valen la pena con los niños. Cuando son pequeños naturalmente que sí, pero no sólo porque no queramos hacerles daño, sino porque determinadas explicaciones no van a ser capaces de entender, y se nos quedaran mirando sin saber que contestarnos ni que hacer.
Por ejemplo, si le llevas al médico para que le vacunen, es inútil explicarle que le pincharán porque eso es bueno para su Salud. Simplemente, llévalo a la consulta y consuélalo si el pinchazo le hace daño, distráelo con algo, trata de hacerlo sonreír, lo importante es que el niño no le quede el sentimiento negativo hacia esa situación (en este caso, la figura del médico).
A veces –con la mejor intención del mundo- gastamos saliva dando explicaciones demasiado extensas sin pensar que quién tenemos delante es sólo un niño. Trata de mirar el mundo y las cosas a través de sus ojos. Conocer y entender cómo piensan los niños es imposible de hacer desde tu posición de adulto.