Los reflejos vitales como respirar y tose son innatos y se mantienen durante toda la vida, pero hay otros reflejos que ayudan al bebé a protegerse del nuevo entorno y desaparecen con el tiempo o son sustituidos por comportamientos controlados por el cerebro.
CONTROLES QUE SE REALIZAN A TU BEBÉ:
BÚSQUEDA: Al acariciar la comisura de los labios o la mejilla del bebé, el pequeño se vuelve hacia el contacto y abre la boca en busca de comida (si le tocan la mejilla derecha, gira hacia ese lado). Por eso es tan eficaz rozarlos con el pecho antes de darles de mamar.
SUCCIÓN: Cuando el médico introduce el dedo meñique entre los labios del bebé, el chiquito inicia el chupeteo y lo succiona varias veces. Este reflejo, que desaparece hacia el sexto mes de vida, comienza en la gestación. En las ecografías se puede observar cómo el futuro bebé se chupa el dedo e ingiere pequeñas cantidades de líquido amniótico.
EL REFLEJO DE MORO: El pediatra coloca al niño sentado sobre una camilla y lo deja caer ligeramente hacia atrás. Entonces, el pequeño se sobresalta y, aunque es incapaz de mantener la cabeza erguida., estira los brazos hacia atrás, intentando guardar el equilibrio. A continuación, los tiende hacia delante, flexionando los codos como si fuera a abrazar al médico, y rompe a llorar. Esto le permitiría agarrarse a su mamá en caso de caída. El reflejo dura unos tres o cuatro meses.
DE MARCHA: Si el médico toma al niño por debajo de las axilas y lo endereza con cuidado sobre una superficie lisa dejando que las puntas de sus piececitos rocen “el piso”, el chiquito levanta automáticamente una pierna y la moverá como si quisiera caminar. Esta reacción suele desaparecer hacia el segundo mes: no es necesaria para la supervivencia durante el primer año.