Los silencios voluntarios en los niños

el silencio

Si un niño tiene edad y capacidad para comprender y hablar, pero no logra hacerlo en determinados escenarios o ambientes, sufre un tipo de silencio voluntario. Una situación que puede confundirse con una extrema timidez o con dificultades en el aprendizaje pero que dista mucho de llevar ese camino. Los niños en esta situacion no logra comunicarse verbalmente  generalmente, en entornos sociales poco familiares y con personas desconocidas. Esta situación provoca mucha ansiedad a sus padres que muchas veces no saben como actuar.

En el ambiente familiar:

  • Evita las situaciones de sobreprotección, le anulan como personan e incrementan la dolencia.
  • No exageres ni ignores el problema, en ambos casos sólo conseguirás aumentar su mutismo.
  • Llévale a fiestas, cumpleaños, partidos donde tenga la necesidad de interactuar, con otros niños de su misma edad.
  • No te muestres tajante en la corrección del lenguaje cuando no lo haga de forma correcta.
  • No le hagas sentirse incompetente por no querer responder.
  • No dramatices si la situación se hace molesta delante de los demás, es mejor quitarle importante de momento.
  • Háblale en tono amistoso, a pesar de su negativa a hablar y procura aportar mucha paciencia en las primeras manifestaciones del mutismo.
  • Comprueba si hay algún motivo familiar que lo provoque: pérdida de un ser querido, hechos traumáticos, divorcios, etc.

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En el ambiente escolar:

  • No se debe exponer al niño de forma brusca y obligada a grupos que no aprueba.
  • No es aconsejable hacerle participe de situaciones que le estresan o le provocan ansiedad.
  • No es adecuado que los compañeros se conviertan en intérpretes de su silencio, porque le harán cada vez más introvertido en clase.
  • Se debe sentir útil en el reparto de deberes y obligaciones en clase y no menospreciado o apartado por su condición.
  • No se debe ignorar el probelmas, sólo tratarlo cómo algo temporal que ha de cambiar pronto.
  • Se debe ofrecer al niño un ambiente de seguridad y comprensión.
  • Si ve confianza en su maestra y sus compañeros él también se contagiará de esa confianza.
  • No es útil enseñarle en ambientes de rígidez ni excesiva necesidad de perfección en sus deberes.
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