No te olvides que tu bebé, como todos, terminará adquiriendo su ritmo de sueño. Continuamos mencionándote más tácticas que puedes ir aplicando a partir de los cuatro meses, para hacer que, poco a poco, lograr invertir su horario.
5. NO LE AISLES NI MINIMICES TOTALMENTE EL RUIDO. Por esta razón, no intentes crear un entorno silencioso cuando duerme de día. El sonido ambiente es una referencia que le ayuda a saber dónde está y que también le permite distinguir si es de día o de noche.
6. CREA UNA RUTINA. Antes de acostarlo por la noche, dale un baño relajante, cámbiale el pañal, hazle un masaje, cántale dulcemente. Se trata de crear un ritual para que sepa que es hora de dormir.
7. PROCURA QUE APRENDA A DORMIRSE SOLO. Cuando veas que bosteza o muestra signos de sueño o cansancio, arrúllalo y hazle caricias para adormecerlo. Prueba a dejarlo en la cuna un poquito antes de que se quede dormido, porque hay algunos bebés que así les resulta más fácil volver a conciliar el sueño por sí mismos si se despiertan durante la noche. Pero si ves que tu hijo no lo consigue, continúa con las caricias y el arrullo hasta que se duerma.
8. NO INTENTES MANTENERLO DESPIERTO A TODA COSTA. Si el bebé está muy cansado o excesivamente excitado no dormirá bien por la noche, así que respeta su ritmo y deja que haga la siesta cuando muestre signos de cansancio, procurando que no se alarguen más de la cuenta.
9. FÍJATE UN PLAN CON OBJETIVOS REALISTAS. Cada niño tiene un ritmo y un aprendizaje diferente. Si tu hijo es dormilón no puedes pretender que en poco tiempo haga un cambio radical. Es mejor fijarse pequeños objetivos más realistas.
10.DALE CIERTO MARGEN PARA ADAPTARSE. No te obsesiones con los horarios, no pasa nada si un día se acuesta un poco más tarde o más pronto del plan que te has marcado. Lo importante es mantener los objetivos a largo plazo.