Existen muchos tipos de padres: presentes, ausentes, responsables, irresponsables, cariñosos, comprometidos, despreocupados… Y no siempre los que no tienen la posibilidad de compaginar la vida laboral y familiar son los menos implicados. Otros, con horas suficientes, delegan en sus parejas el cuidado de los hijos, el establecimiento de límites y el sostén emocional.
Cuando se es padre de fin de semana, la situación se puede afrontar de dos modos muy distintos:
1. Padre de fin de semana espectador: Trabaja de lunes a viernes y el único tiempo libre del que dispone se limita a supervisar, sin integrarse ni compartir actividades con su mujer y sus hijos.
2. Padre de fin de semana participante: Compensa su ausencia durante la semana con actividades de calidad y un vínculo emocional, entendiendo las necesidades personales de sus hijos y tratando de repartir bien el tiempo.
Hay perfiles para todos los gustos:
–Los que delegan: Cuando no sólo el padre, sino también la madre trabaja fuera de casa y a jornada completa, la responsabilidad de hacerse cargo de los hijos puede terminar recayendo en los abuelos o la empleada del hogar.
–Los que hacen de madre: Es la versión opuesta al papá a horas. Por distintas razones (separación, ausencia de la madre, etc.), el papá asume los roles de padre y madre.
–Los que cuidan de la casa: Al contrario de lo que sucede en la mayoría de ocasiones, es él quien se hace cargo del cuidado y educación de los hijos mientras mamá trabaja fuera para sostener económicamente a la familia.
–Los que están en todo: No sólo trabaja fuera de casa, sino que asume sus responsabilidades como padre y esposo, repartiendo con su pareja las tareas domésticas y del cuidado de los hijos.