La forma y el tamaño del pezón no importan, no influye en el éxito de la lactancia.
• La forma y el tamaño de los pezones no repercuten en el éxito de la lactancia. De hecho, el niño no lacta en el pezón, sino en el pecho. Por regla general, el bebé que succiona correctamente (abarcando una gran parte de la aréola) no tiene ningún problema, aunque el pezón sea plano o invertido (es decir, retraído). Sin embargo, si toma con dificultad, la mamá podrá realizarse un masaje en la aréola, para hacer que el pezón salga, o bien recurrir a un remedio casero, que consiste en la aplicación de una jeringa «modificada»; es decir, cortada por la parte de la aguja, para introducir el émbolo. La operación es muy sencilla: la mamá apoya el extremo de la jeringa en el pezón (donde estaba situado el émbolo al principio) y ejerce una suave aspiración.
• Con el paso del tiempo, gracias a la succión del bebé, es probable que el pezón plano o retraído se modele y tienda a permanecer un poco más saliente.