Puede suceder que el parto comience por la rotura de la bolsa de aguas en las que está flotando el bebé. Una vez que se rompe, la vagina se convierte en un espacio vulnerable porque a través de ella pueden entrar bacterias que afecten al bebé, que ya no está protegido por la bolsa. Si te pasa, evita los lavados vaginales y, por supuesto, las relaciones sexuales.
La rotura de la bolsa sobreviene porque ha llegado el momento.
■ ¿Cómo se nota? La mayoría de las veces de repente surge un abundante chorro de líquido entre las piernas que, a diferencia de la micción, es imposible de retener.
■ ¿Cuánto líquido sale? Si el líquido es abundante, no hay duda. Pero hay ocasiones en que el líquido que sale al exterior es tan poco que se puede llegar a confundir con flujo. Puede ocurrir también que la bolsa no esté realmente rota, sino simplemente rasgada y vaya perdiendo parte del líquido que contiene.
■ ¿Duele? En absoluto. Es molesto porque no lo puedes controlar. Deberás ponerte compresas e ir al hospital para que te examinen. Se calcula que, una vez rota la bolsa, el parto sucederá en las 24 horas siguientes, así que, si no tienes dolores, tienes tiempo de sobra.
■ ¿Y qué pasa si no se rompe la bolsa? Nada. Si la bolsa no se rompe, cuando tengas contracciones y acudas al hospital, el médico o la matrona, en el momento que ellos estimen oportuno, la romperán con ayuda de un instrumento adecuado, la lanceta. No duele. Una vez rota, las contracciones serán más intensas y seguidas.
■ Importante: fíjate en el color de las aguas... Si rompes aguas en casa o comienzas a tener pérdidas, fíjate de qué color son. Si son claras, ligeramente rosadas y transparentes, es correcto. Si son de color verdusco, ve al hospital lo antes que puedas. Significa que puede haber pérdida de bienestar fetal y hay que intervenir inmediatamente.