Nos parece lo más normal del mundo vestir a los niños de azul y a las niñas de rosa. De hecho, tampoco nos resultaría del todo extraño si a una niña le ponemos un trajecito azul pero, ¿y si a un niño lo vestimos de rosa? Parece impensable, ¿verdad?
Pues, he descubierto que en el siglo XIX vestían al revés, es decir, las niñas de azul y los niños de rosa, aunque era más habitual que no lo hicieran ni de un color ni de otro, sino que vistieran con colores neutros como el gris, el blanco, el marrón, el veige…
Cada color tiene asociado un significado y está relacionado con ciertas cualidades o características. Así, el azul se identifica con la calma, la pureza, la tranquilidad, la naturaleza (el azul del cielo o del mar), mientras que el rojo está más relacionado con la pasión, el valor, la honra, el estoicismo. El rosa, podría ser la versión más inocente de este color y por eso era el utilizado en la infancia.
¿En qué momento se cambiaron las tornas? Pues todo apunta a las primeras manifestaciones feministas, a la lucha por la igualdad de género, al esfuerzo por evitar las diferencias y los prejuicios entre sexos. Se quiso evitar que ya, desde pequeños, se marcaran barreras con distinciones en la ropa de los bebés y se promulgó que se cambiara esta tradición. Vestir a un niño de azul y a una niña de rosa, era como un acto de rebeldía contra los esteriotipos. Aunque, parece ser que esta acción reivindicativa cayó en una nueva tradición.
La cuestión es que, sin darnos cuenta, ya estamos marcando cierta conducta prejuiciosa en los bebés y todavía queda una tradición demasiado arraigada con relación a este tema. Muchas madres huyen de ella y visten a sus niños como quieren, sin importarle esta tácita asociación cromática. Sin embargo, es una batalla perdida de antemano ya que el mercado y la sociedad todavía no están preperados para un cambio. Lo más probable es que a la niña le gusten las muñecas que, en el 90 % de los casos irán vestidas de rosa, así como dibujos animados, como Hello Kity, cuyo mundo es en rosa; mientras que los niños se sentirán más atraídos por Supermán o
Spiderman, pintados principalmente de rojo y azul.
A ver si hay algún valiente que cree una princesa con vestido azul y un súper héroe con mallas rosas. Quizás, ese podría ser el principio de un cambio.