Las infecciones urinarias son más frecuentes en las mujeres que en los hombres y está tendencia se acentúa durante el embarazo. Este hecho se debe en gran parte por el aumento de las hormonas o el peso que ejerce el útero sobre la vejiga. Para controlar la aparición de estas infecciones, se realizan análisis de orina en todas las revisiones ginecológicas, ya que este tipo de enfermedad puede ocasionar partos prematuros.
Partiendo de la premisa de que no todas las embarazadas tienen síntomas, muchas de ellas padece alguno de estos:
– Dolor o sensación de ardor al orinar.
– Necesidad de orinar frecuentemente.
– Después de orinar, se continúa con el deseo de orinar un poco más.
– Presencia de moco o sangre en la orina.
– Contracciones o dolor en la parte baja del vientre.
– Dolor durante el acto sexual.
– Escalofríos, fiebre, sudoración constante, incontinencia.
– Cambio en la cantidad de orina, ya sea a más o a menos.
– La orina tiene un aspecto turbio, huele mal o el olor es muy concentrado.
– Dolor, sensación de presión o sensibilidad extrema en la zona de la vejiga.
– Cuando la bacteria se disemina a los riñones, se puede tener dolor en la parte baja de la espalda, escalofríos, fiebre, naúseas y vómito.