Muchos padres se preguntan si están alimentando correctamente a sus hijos. Puede parecer complicado, pero no lo es: todo consiste en seguir algunas normas básicas. Cumpliéndolas podemos estar seguros de darles lo mejor.
1. Verduras en al menos dos comidas. Los vegetales son una fuente importante de vitaminas, minerales y fibra. No hay que olvidarse de los rojos y amarillos (calabaza, tomate…), que proporcionan carotenos.
2. Variedad. Para estar seguros de que el niño no tenga ninguna carencia, consumirá al menos cinco alimentos diferentes cada día
3. En cantidades moderadas o normales. Cinco pequeñas comidas son mejor que dos grandes. ¿La razón? Nuestro aparato digestivo no está preparado para trabajar a destajo una sola vez al día y descansar el resto del tiempo, sino para actuar continuamente.
4. Legumbres y cereales: el niño comerá garbanzos, porotos, lentejas, arroz, pastas…varias veces a la semana.
5. Las proteínas de alto valor biológico (carnes, pescado, huevos) no deben faltar, pero en pequeñas cantidades.
6. Sin excederse con las grasas. La alimentación actual lleva más cantidades de lípidos de los que necesita el organismo. Es aconsejable quitar la capa de grasa que queda en las comidas cuando se enfrían, preparar las carnes y pescados más grasos a la plancha y cocinar con aceite de oliva o de girasol; son mucho mejores que la manteca.
7. Comidas sabrosas, pero pobres en sal.
8. Fruta cada día. Ofreceremos entre dos y cuatro piezas al día. Una de ellas será rica en vitaminas C (naranjas, pomelo, kiwi, frutillas…).
9. Mucha moderación con las golosinas.
10. Productos naturales. Los alimentos sin conservantes ni colorantes mantienen su sabor, textura y color.
11. Beber tres o cuatro vasos de agua al día por lo menos.