Son una excelente forma de transportar al niño pegado al cuerpo de los padres, lo que da lugar a que se sienta más protegido y a la vez se halle inmerso en una sensación de intenso bienestar.
Hay que destacar primordialmente aquellas mochillas que permiten que el bebé pueda ir colocado en tres posiciones:
• Delante, sobre el tórax.
• Detrás, en la espalda.
• Lateral, cadera.
Estas tres posiciones ayudan a que sean cómodas y seguras en su utilización y que la posición del niño, una vez sentado en ella, sea tal que contribuya al desarrollo normal y correcto de sus frágiles caderas.
Un aspecto importante e indispensable en estas mochilas es que el peso del niño, una vez correctamente sentado en ellas, quede distribuido sobre las caderas de manera uniforme, evitando que recaiga sobre un solo hombro, lo que depende, en gran manera, de los elementos que tienen por misión su soporte, que son: cinturón y tirantes que deben ser anchos, acolchados y regulables.
Ciertas mochilas, colocadas en posición frontal, se hallan acondicionadas con un accesorio cómo: un cojín acolchado que permite el cómodo apoyo de la cabeza, que da lugar a que puedan utilizarse desde que el bebé nace (con un peso de 3.500 kilos) hasta alrededor de los cuatro meses (cuando el niño alcanza los 65 centímetros de altura y aguanta por sí mismo la cabeza.