Consecuencias de una mala dieta en el embarazo

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La buena alimentación de la embarazada es decisiva en el estado nutricional del recién nacido. La calidad de la dieta materna durante la gestación es fundamental en el crecimiento fetal y en los niveles de insulina y glucosa al nacer. Cuando la madre toma pocos alimentos durante el embarazo, se reduce en el feto la oferta de glucosa a otros tejidos para asegurar un aporte correcto al cerebro, lo que conlleva a un menor crecimiento fetal.

La ingestión de alimentos en la embarazada es la vía de entrada de los nutrientes al feto, por lo tanto, el estado nutricional adecuado de la mujer al comienzo y durante el embarazo es el requisito más importante para la salud del bebé. La malnutrición del feto en los diversos estadios del embarazo puede traer como consecuencias, no sólo secuelas en el desarrollo infantil, sino también una predisposición a enfermedades crónicas durante la vida adulta.

Al parecer, más de la mitad de las mujeres consumen dietas de baja calidad que aportan muchos productos de origen animal ricos en grasas saturadas y pocos hidratos de carbono procedentes de verduras o legumbres. Las mujeres no suelen cambiar su dieta durante el embarazo y no saben lo perjudical que puede llegar a ser para su futuro hijo. Durante el embarazo debes ser prudente con la comida. Para formarse, el feto coge todo lo que necesita de la futura mamá: las proteínas, las grasas, el calcio, el hierro, etc. Por esta razón debes vigilar con lo que comes, ya que algunos alimentos pueden ocultar sustancias perjudiciales.

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