El estrés no es bueno para la salud y tampoco para la salud de las embarazadas. Tener un embarazo estresado puede llegar a ser perjudicial tanto para ti como para tu futuro hijo. Una de las consecuencias del estrés materno intenso que se han señalado de manera más insistente durante la última década es la mayor incidencia de partos prematuros y bajo peso al nacer. Además, las mujeres con niveles elevados de estrés pueden tener más riesgo de muerte fetal.
En los últimos años se ha demostrado que este estrés de las mujeres es mucho más importante durante el embarazo y que la tensión nerviosa de la madre puede relacionarse, además del bajo peso del recién nacido, con abortos espontáneos. En una madre estresada disminuye el flujo de la sangre en el útero, el feto recibe menos nutrientes y hay un peso menor al nacer. Estos bebés pueden tener posteriormente dificultades en el desarrollo locomotriz.
Además, el estrés también perjudica a la mujer embarazada. Cuando el estrés se mantiene en el tiempo con cierto grado de intensidad puede causar daño tanto a la salud física como mental. Varios estudios han demostrado su influencia en la función del sistema inmunológico y en el inicio y evolución de los trastornos depresivos. Por ello, se recomienda que durante todo el proceso de gestación intentes mantener la calma, estar tranquila y no estresarte con facilidad. Así, estaréis ganado salud tú y el bebé.