Desde que el chico nace, su percepción avanza muy rápidamente y está condicionada tanto por el código genético como por los aprendizajes que realice. Una adecuada estimulación en esta etapa facilitará mucho sus estrategias mentales.
HASTA LOS DOS AÑOS: Su inteligencia es fundamentalmente práctica y está ligada a los sentidos y a la actividad motora, por lo que cualquier programación de aula debe potenciar las actividades que desarrollen los sentidos y la psicomotricidad del chiquito.
A PARTIR DE LOS DOS AÑOS: Aparece la función simbólica en el lenguaje, el juego y la imitación. De acuerdo con el momento evolutivo del pequeño, en el nivel inicial se trabaja para que se vaya desarrollando una serie de estrategias que le permitan adaptarse con soltura a las distintas situaciones con las que se va a encontrar a diario.
Existen una serie de acciones para estimular el desarrollo de la inteligencia de los pequeños, encaminadas a potenciar el área cognitiva:
• REACCIONES CAUSA-EFECTO: Nuestras acciones tienen determinadas consecuencias y la mayoría de las cosas no suceden porque sí, sino porque nosotros actuamos.
EJEMPLO: Observa el efecto que se produce al abrir una canilla, al bajar o subir el interruptor de la luz, al accionar un juguete mecánico, etc….
• PERMANENCIA DEL OBJETO: El niño, de forma paulatina, aprenderá que la persona o el juguete que desaparece de su campo visual siguen existiendo, aunque él no los vea.
EJEMPLO: Tapar un juguete, y luego destaparlo, jugar a las escondidas, etc…
• MEDIOS PARA ALCANZAR FINES: Es muy importante que el chiquito empiece por sí mismo a diseñar estrategias que lo ayuden a conseguir el objetivo deseado.
EJEMPLO: Tirar de la cuerdita para poder tomar el juguete, utilizar un palo para alcanzar la pelota, etc….