La fisioterapia infantil es muy recomendable ya que tiene muchos beneficios para los bebés. Tanto en manos de profesionales como con un pequeño masaje casero, el niño se sentirá mucho mejor en todos los sentidos.
La fisioterapia infantil es un excelente recurso para tratar a bebés y niños con diversas patologías, especialmente aquellas que requieren una reeducación funcional que está vinculada con el aprendizaje del movimiento y el desarrollo motor. Hay patologías neurológicas que también han sido tratadas con fisioterapia, además de reumatológicas y ortopédicas, entre otras.
En cualquier caso, la fisioterapia infantil es recomendable para restablecer funciones dañadas y guiar al niño durante la fase de desarrollo motor, principalmente con la estimulación psicomotriz y neuromotriz. Las técnicas que se utilizan habitualmente son la fisioterapia respiratoria, estimulación, tratamiento postural, psicomotricidad y vendajes funcionales.
¿Cuándo se recomienda la fisioterapia infantil?
Este tipo de fisioterapia está indicada para niños menores de cinco años que tienen algún factor de riesgo que pueda impedir o dificultar su desarrollo temprano. Estos factores puede ser el haber nacido prematuro o haber tenido sufrimiento fetal, entre otros. Es una época en la que los niños son más vulnerables, por lo que necesitan muchos más cuidados.
¿Qué beneficios tiene?
La fisioterapia infantil tiene muchos beneficios, y también alguna contraindicación, aunque empecemos por lo positivo. Los masajes adecuados pueden provocar una serie de cambios orgánicos y fisiológicos que pueden ser muy beneficiosos para el bebé ya que mejoran funciones básicas, fomentan la relajación y favorece el sueño, entre otros. Veamos los más interesantes y productivos:
- Sistema nervioso: la estimulación táctil y sensorial permiten una aceleración del proceso de mielinización y mejoran la comunicación entre los órganos y el sistema nervioso.
- Sistema endocrino: gracias a los masajes se favorece la liberación de adrenocorticotropa, lo que a su vez provoca la liberación de corticoesteroides. Esto hace que se regule el estrés y se vean favorecidos diversos sistemas de aprendizaje, tanto internos como externos.
- Sistema inmunológico: la fisioterapia infantil también favorece las defensas del organismo, ya que al sentir mayor tranquilidad influye en la mejor del equilibrio del sistema inmune.
- Sistema respiratorio: además del respiratorio, también se ven beneficiados el circulatorio y el gastrointestinal. Los masajes amplían la capacidad funcional del sistema respiratorio, potenciando la oxigenación de la sangre y facilitando las secreciones. Además, cuando el bebé tiene gases, cólicos o estreñimiento, estos masajes ayuda a disminuir el dolor.
- Desarrollo y maduración: la fisioterapia infantil mejora el desarrollo motor del bebé y le ayuda a construir su esquema corporal, mejorando la calidad de todos sus movimientos y la adquisición de posturas nuevas. También fomenta el desarrollo psicológico, por lo que favorece su autoestima, aprendizaje y atención.
- Afectividad: los vínculos afectivos se ven reforzados con el masaje infantil, por eso siempre se recomienda que los padres aprendan a dar uno básico. Es un factor muy importante tanto en niños sanos como en aquellos que tienen alguna disfunción o discapacidad.
¿Tiene contraindicaciones?
La fisioterapia infantil que es aplicada por profesionales no tiene ninguna contraindicación, ya que se han realizado muchos estudios y no se ha encontrado nada que demuestre que hay algo perjudicial en ella. Sin embargo, hay casos en los que no se recomienda, como cuando el niño tiene traumatismos recientes, reumatismos inflamatorios agudos o cáncer.
Sin ser en esos casos, simplemente hay que valorar el estado general del bebé, pero lo habitual es que no haya ningún problema que le impida recibir un masaje o una sesión de fisioterapia. Si tiene diarrea o fiebre, es mejor dejarlo para cuando se recupere.
¿Cómo hacer un masaje al bebé?
Tanto si tu bebé va a estar en manos de un fisioterapeuta como si no, lo más recomendable es que sus padres en casa también sepan darle un masaje, al menos uno básico. Eso sí, si no sabes no lo hagas, ya que podrías hacerle daño. Los bebés necesitan el contacto físico con su entorno, especialmente con sus papás, y estos masajes le ayudarán en su desarrollo físico, psíquico y cognitivo.
El masaje debe ser siempre una experiencia agradable y positiva, por lo que hay que elegir un momento en el que el bebé esté receptivo. Debes crear un ambiente agradable, cálido y sin ruidos, a mí me gustaba hacerlo después del baño, por la noche, ya que así la niña se quedaba más relajada para cenar y dormir mejor. Antes se los daba a diario, ahora no tanto porque ya va a cumplir dos años, pero sí me gusta hacerlo 2-3 veces por semana.
Frota tus manos para calentarlas y pasarlas con suavidad por el cuerpo del bebé, sin presionar ni apretar en ninguna zona. Puedes hacerlo con crema hidratante sin alcohol o bien solamente con tus manos, eso como quieras. Pon al bebé boca arriba sobre ti y desliza tus manos desde el pecho a los hombros y después bajando por los brazos hasta las manos. Después, baja del pecho a la barriga y de ahí las piernas hasta los pies. Completado todo el cuerpo, dale la vuelta para hacer lo mismo pero estando boca abajo. Puedes cubrirlo con una mantita para que no le dé frío.
El masaje termina en la cara y el cuello, poniendo la guinda con un tierno abrazo. No es recomendable que dure más de 5 minutos, y si lo haces a diario verás que tu peque se siente mucho mejor y vuestra relación se vuelve más íntima y profunda. ¿Qué te parece? ¿Sueles darle masajes a tu bebé?