Continuamos desarrollando nuestro glosario:
SEPSIS: diseminación de un infección por todo el organismo como consecuencia del fracaso en los mecanismos de defensa del niño. El origen es generalmente una infección poco grave, como amigdalitis, otitis, etc. Puede presentar hemorragias cutáneas y que las manos y pies estén fríos y amoratados debido a problemas circulatorios. Se debe tratar inmediatamente en una unidad de cuidados intensivos.
SIDA INFANTIL: infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). El contagio de los niños se produce a través de la madre durante el parto o la lactancia, o por transfusiones de derivados de sangre (esta última cada vez menos frecuente debido a las medidas de seguridad en las transfusiones).
SINOVITIS: inflamación de las estructuras cartilaginosas que envuelven las articulaciones. En los niños lo más frecuente es que se presente en la cadera, manifestándose con renguera. Se comprueba una dificultad para separar los muslos. El tratamiento es el reposo y antiinflamatorios y en pocos días cura. Si se prolonga habrá que descartar un daño en las estructuras óseas.
SINUSITIS: inflamación de los senos paranasales o frontales. El origen es generalmente una infección nasal o una gripe con catarro respiratorio. El cuadro de gripe no mejora, persiste la fiebre y comienza un dolor (duelen los ojos) que aumenta si se aprieta la zona de pómulos, duele la cabeza. El tratamiento es con antibiótico durante al menos 2 semanas. Si no se hace el tratamiento, la infección puede comprometer el sistema nervioso.
SOPLO CARDIACO: la sangre, al atravesar el corazón hace ruido. Muchas veces aparece solamente en procesos febriles. Es más frecuente el soplo funcional, y no tiene ninguna importancia o derivación. El niño puede hacer vida normal. El resto de los casos de soplo se acompaña con otros síntomas (color azulado en las extremidades, fatiga, dificultad para respirar). Seguramente responde a una cardiopatía que se estudia con ecografía del corazón.