Consumir grandes cantidades de comida basura o chatarra en el embarazo y la lactancia puede alterar el control normal del apetito en el niño, aumentando así el riesgo de que sea obeso en el futuro. Los alimentos procesados muy ricos en grasas y azúcares inhiben las señales de saciedad y promueven el hambre, lo que explicaría por qué algunas personas optarían por platos menos sanos aunque se les ofrezcan otros más saludables, según revelan varios estudios realizados al respecto.
Silvia Martínez
Educadora social, fotógrafa y amante de la vida. Tengo bastante experiencia en diseño gráfico, montajes, restauración, carteleria, etc.
Dentro de mis aficiones tengo que decir que me fascina dibujar, la música, el cine, leer y, claro está, escribir (tengo algunos cuentos y relatos cortos)... ¡entre muchas otras cosas!