Bajo esta denominación se engloban una serie de enfermedades que causan un daño en la musculatura y acaban produciendo una pérdida de fuerza y, en ocasiones, deformaciones. La más frecuente es la llamada distrofia de Duchesne, el médico francés que la descubrió en 1861.

Suele aparecer entre los 2 y los 6 años en que se aprecia una pérdida de fuerza, que se manifiesta sobre todo en la dificultad para dar saltos y para levantarse del suelo. Con el tiempo, esa distrofia se traducirá en la dificultad para levantarse de una silla o subir una escalera. Casi siempre se transmiten genéticamente, pero no todas las personas con distrofia muscular la heredaron. Según las estadísticas, nace un distrófico por cada 4000 nacidos vivos.

La distrofia muscular

La enfermedad no distingue de razas, ni de sexo, ni de zonas geográficas.

Las partes que con más frecuencia e intensidad se dañan son la musculatura de la columna, los hombros y las caderas, aunque pueden verse afectados cualquiera de los 434 músculos voluntarios.

No puede plantearse la distrofia como una enfermedad dolorosa ni peude relacionarse con un retraso mental. Tampoco suele haber problemas con músculos respiratorios o los que permiten tragar, salvo estados excepcionales o muy avanzados. Tampoco se producen, como suele decirse, reumatismos específicos.

Aunque no exista un tratamiento específico, es muy importante un diagnóstico temprano, sólo así se se podrá imponer un tratamiento paliativo rápido.

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