Durante el embarazo, te irás preparando para el parto y la maternidad, física pero también mentalmente. A lo largo de la gestación, dependiendo de la etapa en la que te encuentres, los cambios se sucederán de distinto modo y ritmo, por eso las recomendaciones varían en función de momento en el que te encuentres.
Las etapas del embarazo, se dividen en semanas o incluso trimestres; dentro de estas etapas, se pueden definir seis en las que se experimentan los mayores cambios. En la primera semana, a las cuatro semanas, ocho semanas, doce semanas, veinticuatro semanas y, finalmente, a las cuarenta semanas.
Durante este tiempo se experimentan diferentes sensaciones a las que todas las mujeres embarazadas se ven expuestas, como sentir una fatiga extrema, náuseas o vómitos, sobre todo por la mañana, experimentar una extremada sensibilidad e hinchazón en los senos, estreñimiento, acidez estomacal, rechazo o inclinación por determinados alimentos y también cambios de humor, entre otros.
En la primera semana del embarazo, el blastocito se aloja en el revestimiento del útero y en este momento puede haber algo de sangrado. Muchas mujeres suelen asociar este pequeño sangrado con el siguiente ciclo menstrual. En la cuarta semana del embarazo ya se tiene un embrión y un saco vitelino, el cual aparece en la ecografía como un círculo oscuro.
En esta etapa el embrión no tiene características distintivas, al menos en este punto, pero su crecimiento es muy rápido y pronto comenzará a mostrar los brotes de brazos y piernas. Durante esta semana las mujeres suelen sentir los efectos del embarazo a pesar de no saber, en muchas ocasiones, que esperan un hijo.
El embrión se pasa a llamar feto en la semana octava. El saco vitelino ha desaparecido y sigue creciendo. De momento el feto es bastante pequeño y a la vista de una ecografía no se parece a un bebé formado. En este momento pueden ponerse los senos muy sensibles y comenzar a aparecer los síntomas de malestar cada mañana.
Con una ecografía en la semana doce, podría mostrarse un notable latido del corazón así como brazos, piernas, placenta y cordón umbilical. Esto marca el final del primer trimestre, algo que tranquiliza a muchas mujeres y suele ser el momento en el que comunican a familiares y amigos que se encuentran en estado.
Con la llegada de la semana veinticuatro, se produce un momento muy importante para el feto porque las posibilidades de supervivencia tras un parto prematuro van aumentando con el paso de las semanas. Con una ecografía ya se pueden ver brazos, piernas y el sexo del pequeño, algo que a casi todos los padres les encanta saber. Los bebés nacidos a las 24 semanas pueden pasar una larga estancia en el hospital, dado que sus pulmones aún se están desarrollando.
La semana cuarenta marca el límite. En este momento advertirás que los movimientos del feto se han ralentizado, debido a que no hay espacio para que pueda moverse como lo ha venido haciendo hasta ahora. El feto se encuentra completamente desarrollado y listo para nacer. Aquellas mujeres que no den a luz de forma natural en la semana 42, puede serles inducido el parto, ya que un embarazo prolongado puede poner en riesgo a la madre.