Todos sufrimos de gases, pero en algunas personas producen síntomas muy desagradables. Hablaremos sobre como se producen los gases, para que puedas utilizar toda esta información durante el embarazo que es cuando se sufre más.
HACER BIEN LA DIGESTIÓN:
El aparato digestivo es, básicamente, un largo tubo de unos diez metros, en el que están el esófago, estómago, hígado, páncreas y vesícula biliar. Es el encargado de procesar los nutrientes para que sean asimilados por la sangre (lo que se conoce como digestión).
La comida se comienza a digerir en la boca (salivación y masticación); después, el bolo alimenticio cruza faringe y esófago, donde se convierte en una papilla; de ahí pasa al intestino delgado y grueso y, finalmente, al recto. Cuanto mejor sea la digestión, menos probabilidades hay de tener gases.
Al hablar de gases es posible referirse a los que se alojan en el intestino, pero también a los que se encuentran en el estómago. Los primeros proceden del metabolismo de las bacterias intestinales, y los segundos, del exterior del aire deglutido. Lo ideal es que no se produzcan, pero una vez que aparecen es fundamental intentar expulsarlos, para mitigar sus molestias.
MUY COMUNES EN EL EMBARAZO:
Los gases, también llamados flatulencias o meteorismo, son un problema muy extendido entre las mujeres. Durante el embarazo se sufren más, debido a que los cambios hormonales y la presión física del futuro bebé entorpecen la digestión. Además, es muy frecuente sentir acidez de estómago e indigestión en los meses de gestación.
Aunque no se consideran una enfermedad, a veces están provocados por diferentes dolencias, como enfermedad celíaca, insuficiencia pancreática, obstrucción intestinal o síndrome del intestino irritable, que puede aparecer en sus dos modalidades: estreñimiento y diarrea.