Primeras lecciones sobre higiene (IV)

dientes

Ideas y consejos sobre las primeras lecciones sobre higiene de tú bebé:

  • El lavado de la cabeza:

Casi todos los chicos detestan lavarse el pelo. Una buena idea es dejarlos que lo hagan ellos mismos (con nosotros al lado) mientras se bañan. Basta echarles un poco de champú (suave, que no pique los ojos) y pedirles que se froten la cabeza para hacer mucha espuma. Si nuestro hijo tiene el pelo largo, hay que pedirle que se restriegue con suavidad, y nunca formando círculos, para que no se enrede (un poco de acondicionador al terminar evitará tirones al peinarlo).

El enjuague es crítico: si prefiere hacerlo él mismo, lo mejor es darle un recipiente pequeño (un vaso de plástico, una jarra pequeña) para que se eche agua sobre la cabeza. Si lo hacemos nosotros, tratemos de que no le entre agua y espuma en los ojos. Podemos pegar un dibujo en el techo y pedirle que lo mire (así echará la cabeza hacia atrás y el agua no le caerá por la cara) o ponerle antiparras de buceo o uno de esos protectores que venden para ojos y orejas.

  • El cuidado del pelo, peinado:

No saben hacer trenzas ni ponerse gomitas o hebillitas, pero seguro que ya pueden sujetar un peine o un cepillo y pasárselo por el pelo (nosotros podemos hacerles la raya y colocarles los adornos). Lo mejor es situamos con ellos delante de un espejo e inventar algún juego (mientras preguntamos al espejo, aprovechamos para enseñarle a peinarse) o dejarlos practicar con nuestro pelo: que nos lo cepillen, nos pongan hebillitas, gomitas… Y es que cuando los padres se involucran en el juego, los chicos aprenden con gusto.

  • El cuidado y limpieza de los dientes:

Desde que aparece la primera pieza, debemos limpiarla con una gasita para quitar los restos de comida. Ahora, a los dos años, ya están listos para sujetar el cepillo y empezar a manejarlo. Podernos llevar a nuestro hijo a la farmacia y darle a elegir entre varios modelos (eso sí, todos de cabezales pequeños y cerdas suaves). Hay mucha variedad (de colores brillantes, con formas de sus personajes favoritos…) y no será difícil que encuentre uno a su gusto (eso será un buen aliciente para que lo use cada día). Como a esta edad aún les cuesta escupir, se puede prescindir de la pasta dental. Al principio, bastará con que moje el cepillo con un poco de agua. Más adelante, podremos poner un poco de dentífrico (de colores, si a él le gusta más).

Para enseñarle, lo mejor es colocarse frente a él (o frente al espejo) y animarlo a que nos imite. Es bueno dejarlo practicar, aunque no lo haga bien; después, tendremos que repasar (imprescindible). Esta operación debemos repetirla después de cada comida, especialmente por la noche, antes de dormir (que es cuando los dientes quedan más desprotegidos ante las bacterias). Tratemos de persuadirlo si no quiere, pero no lo obliguemos a hacerlo a la fuerza.

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