En este lugar de la casa hay un montón de elementos peligrosos para los más chiquitos: fuentes de calor, productos de limpieza, cuchillos y tijeras, fósforos, hornallas. Todo lo que suponga una amenaza para el niño debe quedar fuera de su vista sin restringir su libertad de movimientos, aunque ésta debe ser más limitada en zonas peligrosas, como la cocina.
Una gran ayuda son los topes para los cajones, las trabas para armarios, y cerrar el cesto de la basura para guardarlo dentro de una alacena. Los productos de limpieza no deben guardarse en un mueble bajo, al que el pequeño tenga acceso. Los más peligrosos son el detergente, la lavandina, el alcohol, los pesticidas, los medicamentos y los cosméticos. Al ingerirlos, el niño los metaboliza con gran rapidez.
¡Ojo! No lo dejes ni un minuto sin vigilancia
–También pueden ser graves los accidentes por atragantamiento, asfixia o estrangulación (no dejar a mano las bolsas del supermercado, ya que puede colocárselas en la cabeza o metérselas en la boca como un globo y ahogarse).
–Los electrodomésticos —lavarropas, heladera y lavavajilla— no tienen que ser manipulados por él.
–La cocina propiamente dicha es quizá el elemento más peligroso, de manera que, estemos atentos, él nunca, bajo ningún concepto, debe acercarse a ella cuando esté encendida.
Medidas útiles
- La puerta de la cocina debería estar cerrada con una tranca que él no pueda alcanzar cuando no estemos adentro.
- Las ollas, tostadoras, cacerolas, jarros que estén sobre las hornallas encendidas, deben ubicarse con la manija o las asas para adentro y en la parte posterior de la cocina.
- No permitirle que saque la comida del microondas.
- Los imanes chiquitos de la heladera pueden ser tomados como juguetes y terminar en su boca (mejor no usarlos).
- No utilizar manteles largos al poner la mesa: él está empezando a caminar y podría agarrarse de ellos y tirar todo lo que hay encima.
- Si la puerta del horno desprende calor, es recomendable colocar una mampara para que no se queme las manos si se acerca.
