Los cólicos no suelen revestir gravedad y dispones de un gran arsenal de remedios sin necesidad de recurrir a los medicamentos. Si bien no siempre se conocen a ciencia cierta los procesos que desencadenan estos trastornos digestivos, se considera que están relacionados con la inmadurez del sistema digestivo del lactante.
Durante los primeros meses de vida, el recién nacido todavía no ha conseguido dominar el movimiento de las paredes del tubo del esófago e intestino, que hacen que el alimento se junte con las enzimas que digieren los nutrientes. Tampoco ha madurado todavía el esfínter esofágico inferior que controla los reflujos.
Asimismo no dispone todavía de todas las enzimas necesarias para la digestión. Además, la concentración de las sales biliares es menor, lo que produce una cierta dificultad en la digestión de las grasas. Hay que señalar que estos trastornos son más frecuentes en los bebés alimentados con biberón que en los amamantados.
Debemos distinguir, entre los habituales trastornos funcionales o fisiológicos causados entre otras razones por esta inmadurez y que no requieren tratamiento médico, y los patológicos u orgánicos, más excepcionales, debido a enfermedades, alergias o graves disfunciones del aparato digestivo, y que requieren atención médica.
Los trastornos fisiológicos carecen de importancia, siempre y cuando el trastorno se presente aislado y el niño crezca adecuadamente y esté sano. Sólo cabe remediarlos con unos hábitos correctos de alimentación e higiene, tranquilidad y mucha paciencia.