Todo ha ido bien y ya estás en casa con tu hijo. Te sientes feliz, sí, pero también fatigada. Es normal, recuperarse del parto y asumir la responsabilidad de cuidar de un bebé, no es tarea fácil. Las primeras semanas, e incluso los primeros meses, pueden ser agotadores.
DESCANSO, MUCHO DESCANSO: Todo es cuestión de organización.
- Adáptate a sus ritmos de sueño:Ya no puedes dormir de un tirón durante toda la noche, así que, una buena solución es aprovechar para dormir cuando el bebé lo hace. Tu cuerpo acumulará descansos cortos que resultarán reparadores. Si das de mamar a tu hijo, recuerda que las hormonas que se producen cuando el niño succiona el pezón, dan sueño a la madre. Sigue ese impulso natural.
- Adiós a las responsabilidades: Durante las primeras semanas, lo más importante es alimentar a tu bebé y cuidar de ti misma. No importa si la casa está más revuelta de lo habitual.
- Reduce las visitas. Hay momentos en que es importante saber decir «no», y éste es uno de ellos. Recibir visitas de familiares y amigos es agradable, pero si te sientes fatigada, no dudes en retirarte. Todos lo entenderán.
- Date un paseo: Salir a pasear con tu hijo un rato cada día te revitalizará. Te distraerás y activarás tu circulación.
- Pide ayuda:Puede que te las arregles bien sola, pero, por norma general, un recién nacido implica tanto tiempo y energía que se agradece mucho tener una ayuda en casa para las tareas domésticas o la compra. Una solución es que el padre adelante las vacaciones o comparta el permiso por maternidad. Los ayudantes también pueden ser algún familiar, amigos o una asistente a domicilio si os lo podéis permitir. Eso así, asegúrate de que la persona que te va a ayudar sepa exactamente lo que esperas de ella.
- Buenos alimentos: Además del cansancio que te supone el cuidado del bebé, tu cuerpo ha sufrido muchos cambios durante el embarazo y el parto. Por todo ello es muy importante que te alimentes bien, sobre todo si estás amamantando a tu hijo. Procura llevar una dieta saludable y equilibrada y no te preocupes si a los dos meses de dar a luz todavía no te entran tus vaqueros preferidos. Ahora las prioridades son otras. PACIENCIA, TU HIJO LO VALE.