Es muy común que los bebés de un año entren en una etapa en la que los miedos a la oscuridad, a los desconocidos y al aislamiento son habituales. Una de las condiciones que más favorecen para evitar el miedo a la oscuridad es un buen dormir del pequeño, como también de sus padres, es la sensación de seguridad: tanto la suya como la que ve en las caras de sus esforzados padres.
El pequeño puede encontrar en la luz del pasillo el elemento que le da seguridad para dormir y no hay motivo para retirársela, eso sí, teniendo en cuenta una ley importante del sueño que es: lo que lo ayuda a dormirse debe permanecer con él sin alteraciones mientras está durmiendo (si se despierta y está todo oscuro, hará que cada vez le cueste mas dormir)
Se puede dejar la luz encendida durante toda la noche y, pasado un tiempo, iniciar un oscurecimiento progresivo, con ayuda de un regulador, hasta que consigan extinguirla, y si puedes comunicárselo a él mucho mejor, él mismo se ira preparando, y lo verá como algo normal.