La piel del bebé es muy vulnerable, ya que posee menor capacidad de protección que la de los adultos. Esta menor capacidad de defensa hace que la piel del recién nacido merezca una atención especial con estos cuidados. En verano debemos tener especial cuidado con hidratar bien a nuestro bebé. Con el calor, nuestro hijo necesita más líquidos y mayor hidratación en su día a día, para no tener ningún problema de salud. No sólo hay que hidratarle por dentro si no que también debemos hacerlo por fuera, es decir, con crema hidratante. Escoge productos para bebés ya que están hechos específicamente para su epidermis, todavía inmadura. La fórmula de estos productos corporales tiene que ser hipoalergénica y sencilla y tener un PH neutro.
Ten siempre a mano un vaporizador de agua previamente para poder rellenarlo e ir refrescándole cuando el calor se haga insoportable. Además, suele gustar mucho a los niños. También puedes humedecer un guante de baño y pasárselo por todo el cuerpo para provocarle una sensación de frescor inmediata. Otra opción, cuando van siendo mayorcitos, que les encanta, es bañarles al solecito en la terraza, en su piscina hinchable. Todavía no tiene el reflejo de pedir agua cuando tiene sed, por lo que tienes que ofrecerle con cierta frecuencia. Ya sabéis, cuanto más beba, mejor. Sólo lo notaremos porque hará pis a menudo. También puedes preparar zumos caseros que si están fresquitos, les encantará. Si aún no le gusta el agua a tu bebé (suele ser normal) verás como con el calorcito empieza a tener sed y aunque no sepa pedirlo, cuando se la ofrezcas, no dudará en beber.