1. Programa tu día. Tu realidad ha cambiado, eso es cierto. Y por ese motivo debes repenar tus tiempos y actividades. Esto puede ayudarte a aliviar tu tensión. Si por las mañanas te molesta preparar el desayuno, entonces puedes dejar todo listo la noche anterior. Así no será tanto esfuerzo al día siguiente. La idea es ser creativo y no dejar que la situación te supere y termine agotándote. Deja listo aunque sea algo, todo te ayudará.
2. Un segundo en familia. Tómate un segundo para estar tranquila en familia. Escuchar a los niños, leer junto a ellos, inventar un juego, hablar del día que han tenido, hacer una buena caminat. Por lo menos intenta hacer algo, no te quedes.
3. Respira hondo. A veces con sólo respirar, se puede aliviar ese estrés que, además de molesto, puede dar origen a presión alta, irritabilidad y hasta cólera. Por eso, inhalar y exhalar es un ejercicio sencillo que puede ayudarte. No tengas la costumbre de quejarte siempre de que estás cansada, eso te hace mucho mal a ti misma.
4. Sé egoísta. Es normal que las es madres pasen mucho tiempo dentro de sus casas. Las que trabajan porque quieren disfrutar de esos escasos minutos con sus niños, las que no porque se deben hacer cargo de todas las tareas del hogar, que no son pocas. Tú también necesitas tiempo para tí mísma (ir al gimnasio, quedar con las amigas, darte un baño relajante, leer un buen libro). Reserva una hora diaria para dedicarla en exclusiva a hacer algo que te guste, así disminuirás tus niveles de tensión y mejorarás tu salud y relaciones, contigo misma y con los demás.
5. No tienes que ser superwornan. ¿Quieres lavar los platos mientras cocinas y limpias la casa? ¿Pretendes jugar con tu niño, hacer ejercicios y ordenar tu cuarto a la vez? No, todo junto no se puede hacer. Ni siquiera es recomendable. Es más, los expertos dicen que lo mejor para bajar el estrés es justamente hacer menos cosas, tomarte tu tiempo y tratar de hacer todo con cierta calma.