Ésta pregunta es un clásico en el elenco de interrogantes que se plantean los padres durante el primer año de vida de sus hijos.
En torno a los seis meses tu hijo ya es capaz de llevarse las manos a la boca y chupar y tragar alimentos blandos como el plátano, jamón de york o una galleta. Hacia los 8 meses, aunque no tenga dientes podrá masticar con la mandíbula y puedes animarle a que coja la cuchara e intente comer él solo. Hay muchos alimentos con los que puedes probar. A tu hijo le encantará experimentar con sabores y texturas nuevas como los quesitos, pescado desmigado o papillas en las que note los trozos de alimentos.
Hay tres señales que te indicarán que tu hijo está preparado para una alimentación más variada o semisólida. Por una parte que pueda mantenerse sentado sin apoyo, que se lleve las manos a la boca y haga movimientos de chupeteo y por otra que sea capaz de aplastar los alimentos usando labios o encías.
Del mismo modo que no es buenos obsesionarse con las cantidades, tampoco lo es que lo hagamos con los calendarios. Cada bebé evoluciona a un ritmo y serán estas señales las que te indicarán que es el momento de introducir la comida sólida.