¿Cómo ayudarlo a superarlo?. Qué un chico sea torpe no tiene nada de extraño. Pero sí que, cumplidos los seis años, persista en no atinar a vestirse o calzarse, se le caigan a menudo las cosas de la mano o tropiece cada dos por tres.
Puede ser muy despierto: Tener poca habilidad manual o un equilibrio inestable, no controlar la propia fuerza y ser una nulidad con la pelota puede complicar considerablemente la vida de un chico. Para empezar, es muy frecuente que esta falta de destreza vaya acompañada de trastornos de aprendizaje, aunque la inteligencia del niño sea normal, o incluso alta, y se destaque en otras facultades.
Al sentirse menos hábil que los otros puede volverse tímido y retraído por su ineptitud para los juegos. Es posible que sea objeto de burlas y, como consecuencia, desarrolle sentimientos de inferioridad que le generen inseguridad y acentúen incluso su torpeza. También puede presentar problemas de conducta y volverse obstinado, bravucón o desafiante.
Sin descalificaciones: La actitud de los padres es clave. Llamarlo “inútil” o “desastre” está prohibido; su autoestima correría serio peligro. A esta edad, se está formando una opinión de sí mismo, y esas descalificaciones podrían marcar duramente su destino.
Debemos actuar con inteligencia y tacto, estimulándolo y elogiándole siempre aquello que hace bien. Si existen problemas en la escuela hay que consultar con un especialista para que diagnostique con precisión el tipo de trastorno de aprendizaje y establezca el tratamiento correspondiente. Algunos incluyen clases de apoyo escolar, dentro o fuera del colegio, con uno o más especialistas.
Ciertas actividades y deportes (natación, danza, yudo…..) pueden serle de gran ayuda, siempre que sean elegidos, bajo el asesoramiento del especialista. No obstante, debemos suprimir en ellos el aspecto competitivo e inculcar a nuestro hijo el espíritu de autosuperación.