Sin duda que es uno de los rasgos que más intriga a los padres. ¿Serán marrones, azules…? No lo sabrás con certeza hasta pasados unos meses.
Todo depende del pigmento: Ese color específico y común se debe a que las células productoras de melanina, la sustancia responsable de dar color a los ojos, el pelo y la piel, aún no están maduras y fabrican poco pigmento.
La herencia manda: Con el paso de los meses, tu bebé irá definiendo el color que tendrán sus ojos en función de su carga genética y, concretamente, de la cantidad de melanina que se deposite en su iris. Poca melanina, ojos más claros. Más melanina, ojos más ocuros.
¡Cómo cambian! Los bebés de piel clara tienden a nacer con ojos claros azul pálido, mientras que los de piel oscura los suelen tener azul oscuro o marrones. Pero ese color es sólo la «base». Los tonos varían de una semana a otra hasta que la melanina deja de depositarse.
Fíjate en sus pupilas: Aunque no existe modo de saber cuál será su color definitivo, si tu bebé tiene una aureola amarillenta o blanquecina alrededor de la pupila es probable que no mantenga los ojos oscuros.