Sin duda que expresar tus emociones, tu tristeza.. es algo que te tienes que hacer, cuando tiene lugar el aborto, saber que todo lo que estás sintiendo forma parte del proceso de duelo y que lo mejor es que lo vivas y lo expreses, sin culpabilizarte y concediéndote permiso para ello, te ayudará a elaborar la pérdida y a adquirir fortaleza interior de tu vivencia.
Generalmente la etapa del duelo (por llamarlo de alguna manera), tiene distintas fases que las tendrás que vivir:
• Estado de shock: Puede durar desde unos minutos a unos días y son momentos en los que te quedas desconcertada, preguntándote qué ha pasado, sin entender nada, como si cayera un jarrón de agua fría encima.
• Etapa de negación: No te crees lo que ha pasado y te repites que eso no puede haberte sucedido a ti.
• Etapa de ira: Te enfadas con el mundo, con tu pareja, con Dios, con tu hijo que se ha ido y te dejado inmersa en esta tristeza, sientes que no mereces lo que te ha ocurrido y te rebelas. Es una etapa que cuesta exteriorizar porque socialmente está mal visto que te enfades, pero se da y debes permitirte vivirla, es bueno no reprimirla.
• Etapa de tristeza: Tras verter toda la rabia contenida, lloras amargamente la pérdida del que hubiera sito tu bebé. El llanto aparece fácilmente en cualquier momento y debes dejar que fluya. Cada lágrima te acerca a tu profundidad, a la ilusión que habías depositado en tu bebé y a una sensación de trascendencia de todo lo que está ocurriendo.
• Etapa de aceptación: Tras pasar por todas estas etapas (a veces se mezclan las unas con las otras, como si de una tormenta emocional se tratara), aceptas lo ocurrido, aunque sabes que siempre guardarás esta experiencia en tu corazón- Realizar un ritual de despedida, escribiendo una carta y luego quemándola o enterrándola con mucho amor puede ser una forma muy positiva de cerrar una página de dolor en tu vida y permitir que otra nueva se abra. No sientas vergüenza en ningún momento, de vivir las etapas que hemos mencionado, todos los abortos cuando no son deseados son difíciles de aceptar. Pero nunca hay que resignarse, hay que volver a empezar.