Salud entre 6 a 12 meses:
Calcio y aire libre, son imprescindibles para el foratalecimiento de sus huesos. Con esta simple suma el esqueleto de tu hijo tendrá una buena base. Los centímetros que va a crecer tu bebé durante su primer año son, proporcionalmente, todo un récord. Nunca volcerá a dar semejante estirón. Aunque la osificación del esqueleto es un proceso que no termina hasta los 20 años, es durante la infancia que hay que cuidar que todo siga su curso con normalidad.
Un proceso incompleto: Tu bebé nace con una estructura ósea fortalecida, pero hay algunas excepciones. Por ejemplo, los seis huesos que forman el cráneo de tu hijo, que no están soldados entre sí. Los espacios blandos entre ellos son las llamadas fontanelas. Sus características facilitan que la cabeza del bebé pase a través del canal del parto y que, después, el cerebro tenga espacio para crecer. En los casos en los que la cabeza adquiere cierta malformación, nuevas técnicas permiten corregirla. Las fontanelas se van endureciendo progresivamente en un proceso que termina sobre los 24 meses.
Cuidado con las dietas: El calcio y el fósforo son fundamentales para la salud de los huesos. A esta edad tu hijo los tiene asegurados porque su alimentación es mayoritariamente láctea: o toma aún pecho a demanda, o los biberones de leche adaptada suman casi los 500 cc recomendados. Cuando empieza a diversificarse, también ingiere estos minerales cuando toma yogures o algunos pescados y verduras.
Una vida sana: Pero no sólo de leche viven los huesos. Para que crezcan sanos y fuertes, el calcio necesita de la vitamina D y así poder ser asimilado. Aunque se encuentra en algunos alimentos, la vitamina D puede ser sintetizada por el organismo con la ayuda de la luz solar. Por eso es tan importante que pasees con tu hijo al aire libre (aunque ya sabes que los bebés nunca deben tomar el sol directamente). Variar de posición cuando está sentado o tumbado y dejarle en el suelo para animarle a moverse son otras buenas costumbres que le benefician.