Lo normal es que el futuro papá, durante todo el proceso de gestación, tenga en cuenta los sentimientos de ansiedad, preocupación y responsabilidad, ante la inminente llegada del recién nacido.
Será muy importante que le transmitas todo aquello que te pueda preocupar; incluso, comentarle las sensaciones que percibes en cada momento, así, será partícipe de este maravilloso período, único y extraordinario a la vez. Hay que tener presente que el hombre también sufre un proceso psicológico muy similar a la gestante, en el que predominan los temores y la incertidumbre.
Nota: el feto percibe más fácilmente los tonos sonoros graves, es por ello, por lo que será muy sensible a la voz paterna; este hecho, produce a su vez, un efecto de seguridad en el recién nacido.
Además, facilitará el vínculo paterno el hecho de que el padre ayude a la madre en los ejercicios preparto; con las tablas de respiración y relajación. Es preciso recordar que la madre, durante el parto, olvida de manera inconsciente muchos de los ejercicios aprendidos en las clases de preparación al parto y, es en este momento tan primordial, donde el hombre debe ayudarla para recordarlos y ponerlos en práctica. En todo momento debe animarla y solventarla. Por todo ello, se puede decir que se produce un proceso llamado «sensible», en el que se establecen los lazos de la próxima relación con el bebé.
Pero, en contraposición a lo expuesto, el padre también puede ver a la madre como una tirana, que exige demasiado. Esto ocurre porque, en ocasiones, tras el alumbramiento, la mujer se vuelve muy posesiva con el pequeño, dejando de lado a su pareja, con la que tantos momentos agradables y placenteros ha pasado. Es aquí, donde la mujer juega un papel muy importante: no debe impedir que se forje el aprendizaje de su paternidad, es por ello por lo que modificaremos esta conducta.
Ambos progenitores deberán participar en el cuidado del recién nacido, sólo de esta manera, se fortalecerán los vínculos afectivos de éstos con el niño.