Podemos definirla como un conjunto de técnicas encaminadas a potenciar al máximo las capacidades del niño tanto a nivel motor, cognitivo, social, perceptivo, lingüístico y afectivo. Es un conjunto de acciones tendientes a proporcionar al niño las experiencias que éste necesita desde su nacimiento, para desarrollar al máximo su potencial.
Es necesaria para todos los niños en los primeros años de vida ya que en este período aparecen las funciones básicas fundamentales que continuarán madurando y evolucionando en las edades siguientes. El sistema nervioso central se está desarrollando en esta época y es el mejor período para estimular.
La estimulación no consiste en una serie de ejercicios rígidos y forzados, sino que debe basarse en un juego, en un intercambio placentero de sensaciones donde el niño pueda descubrir y conocer su propio cuerpo y el mundo que lo rodea. Se debe conjugar el aprendizaje orientado por diferentes técnicas con las actividades espontáneas del niño o bebé.
Para lograr un desarrollo adecuado, los estímulos deben ser presentes en cantidad, calidad y tiempo oportuno. La estimulación fluctuante, a destiempo y/o la hiperestimulación son tan nocivos como la poca o excesiva estimulación. Los primeros años de vida del niño son fundamentales para su desarrollo, por lo tanto la falta de estimulación puede generar consecuencias muy negativas en el futuro del niño.