Cuando decidimos llevar a nuestro pequeño o pequeña a la guardería, tenemos en cuenta muchas variables.
Va a ser un cambio importante en la vida del niño y queremos que sea lo menos traumático posible, tanto para ellos como para los padres.
Hay que tener en cuenta, por supuesto, el tema económico, así como los servicios que ofrece, la distancia a la que está de nuestro hogar, del puesto de trabajo o de casa de los abuelos si van a ser ellos los que se encarguen de recogerlos. También es importante conocer las instalaciones y la calidad del personal que va a atender a nuestros hijos. Son aspectos que, seguro, a ningún padre se le escapa.
Aunque, en esta cuestión, a veces pecamos de “exceso”. Es decir, miramos los servicios de un centro infantil como si ya se tratara de la universidad y no debemos olvidar que son niños que, principalmente, van a jugar. Ya tendrán tiempo de aprender música, inglés, latín y piano.
Creo que lo que menos nos tiene que preocupar es si han aprendido los colores, las letras o los números, pues seguro que lo harán en el colegio y cuando acaben el ciclo de formación infantil, todos tendrán el mismo nivel, aunque en tu guardería ya le hubieran enseñado el abecedario.
Lo más importante es el cuidado y la atención que van a recibir los pequeños, que van a ser tratados con cariño y no van a echar de menos el afecto que sus padres no pueden dedicarle durante esas horas.
Aprenderán a relacionarse con otros niños, a tener una conducta y seguir unas normas que luego le valdrán para el resto de su vida académica.
Antes que mirar si las aulas disponen de ordenadores, wi-fi o dispone de las últimas tecnologías, creo que es mucho más importante saber que está limpia.
A la hora de elegir la guardería, nos sirve de gran ayuda la opinión de otras madres y padres que ya conocen el centro y a las señoritas. Son quienes mejores, o peores, referencias nos pueden dar para ayudarnos a tomar la decisión.