La obesidad de la gestante, previa el embarazo o adquirida durante el mismo, debe considerarse siempre como un factor de riesgo tanto para la madre, como para el feto y el recién nacido.
En caso de que la gestante sufra un aumento de pero muy brusco, básicamente en los primeros cinco meses de gestación, la revisión ginecológica debería descartar una posible diabetes gestacional.
Después de las 20 semanas de embarazo también hay que estar atento a un cambio repentino de peso, ya que si va acompañado de hinchazón en pies, manos y rostro puede desarrollar preeclampsia, es decir, presión arterial elevada por el embarazo.
En definitiva, los mayores riesgos que se pueden desarrollar por un aumento de peso durante la gestación son:
• Mayor posibilidad de partos prematuros.
• Riesgo de muerte fetal tardía.
• Aumenta el riesgo de preeclampsia conforme aumenta la masa corporal.
• Mayor riesgo de dar a luz a un bebé con defecto del tubo neural.
• Complicaciones durante el parto.
• Mayor riesgo de padecer diabetes gestacional.