Hacer la preparación para la maternidad en la piscina es una estupenda, completísima y refrescante alternativa. Hay algunas escuelas y piscinas que ofrecen cursos de gimnasia acuática para trabajar de manera más personalizada las necesidades de cada futura mamá.
En estos cursos se realizan series de ejercicios con las piernas o con los brazos, a veces con la ayuda de pelotas, cinturones flotadores, colchones o bastones flota-flota que facilitan su ejecución, así como juegos y sesiones de relajación en los que también puede (y debe) participar la pareja.
En los más completos también se dan clases teóricas sobre el embarazo, el parto, el posparto y los cuidados del bebé, que ayudan a resolver muchas dudas, así como apoyo psicológico. Es importante que los cursos los imparta un profesor de natación especializado en embarazo. Es mejor asistir a una clase en la que haya pocas alumnas (no más de siete u ocho por profesor), para que la atención sea más individualizada. Antes de comenzar, conviene consultar al ginecólogo por si algún ejercicio está contraindicado.
ESTÁ PROHIBIDO BAÑARSE…
• Si el agua está muy fría o la embarazada muy acalorada, ya que el contraste entre la temperatura corporal y la del agua puede producir un enfriamiento súbito del cuerpo, perjudicial para la embarazada y el futuro bebé.
• Si se ha expulsado el tapón mucoso: en contra de lo que se cree, el agua no favorece el reblandecimiento del tapón mucoso, pero una vez que se ha expulsado (en las primerizas, normalmente unos días antes del parto), no es aconsejable bañarse en piletas, ya que corre el riesgo de contraer alguna infección genital.
• Si el ginecólogo lo desaconseja expresamente: si se trata de un embarazo de alto riesgo, si se sufren enfermedades de la gestación incompatibles con el ejercicio, si hay contracciones o pérdidas de sangre, o si es propensa a contraer infecciones genitourinarias.