En contacto con los padres, el bebé llora menos y se siente más tranquilo, por lo que salir de paseo con la mochila puede ser una buena forma de estar juntos y relajados. Asimismo, también hay estudios que demuestran que la posición que proporcionan estos portabebés ayuda a algunos recién nacidos a aliviar los dolores agudos de barriga producidos por los cólicos.
A todo ello hay que sumar el aspecto práctico de las mochilas, que permiten salir de casa con e «mínimo» equipaje, por lo que otorga una gran sensación de libertad a los padres.
LAS TRES POSICIONES
- Desde los cero a los nueve meses, la posición estándar y la más conveniente para facilitar el sueño del bebé es «de cara». Con su cabecita apoyada en el pecho, sintiendo los latidos del corazón, el niño se siente totalmente feliz y seguro.
- A partir de los cinco meses, cuando sostienen su cabeza, les encanta ir mirando hacia el frente, para poder explorar su entorno. La mayor parte de los modelos permiten, asimismo, llevar al bebé tanto en el pecho como en la espalda; esta posición es la más cómoda tanto para el bebé como para los padres, cuando se trata de bebés más grandes.
El primer consejo consiste en leer las indicaciones del fabricante en cuanto a sus posiciones, y sobre todo en lo que hace referencia a pesos mínimos y máximos. - En el mercado encontrarás modelos que se adaptan a las características del recién nacido; algunos portabebés permiten colocar al niño en dos o hasta tres posiciones, para adaptarse a cualquier situación. Y entre estas posiciones destaca la
que permite que el niño esté totalmente tumbado, para que duerma cómodamente. - Asimismo, puedes encontrar modelos pensados para una segunda etapa del bebé, desde los 12 meses en adelante, con tejidos más rígidos y sujeciones más fuertes.
En el caso de las estructuras metálicas, pensadas para largas
excursiones, es fundamental que te fijes en el peso de las mismas. Lo más recomendable es que sean de materiales ligeros como el aluminio.