Las papillas líquidas no necesitan ninguna preparación, simplemente se vierten en el biberón y están listas para tomar. Se pueden tomar a temperatura ambiente o bien calentarlas. En cuanto a composición nutricional son muy parecidas a las papillas en polvo, que se preparan con leche.
Lo único que varía es la textura, las papillas líquidas son bastante más líquidas y las papillas en polvo, al reconstituirlas suelen quedar más espesas. Ambas son un alimento completo y equilibrado, ideal para el desayuno, la merienda o la cena. Por tanto, se las puedes dar a tu niño de manera habitual.