Muy cerca de ti. Un bebé en un cochecito o en una hamaquita es más espectador que participante. En tus brazos, es más consciente de las caras, las expresiones, los olores, las emociones…..Ningún lugar en el mundo es tan agradable y beneficioso para su desarrollo y bienestar que tus brazos. Sin efectos secundarios. Así que la cuestión no es cuánto cogerlo, sino cómo.
No son pocos lo “expertos” que sostienen la teoría de que coger a un bebé en brazos cada vez que llora es malcriarlo. Y no son pocos los padres que, haciendo de tripas corazón, siguen el consejo por el supuesto bien de su hijo. Hay que tener en cuenta que el camino hacia el infierno está sembrado de buenas intenciones.
Cada vez que tengas a tu bebé en brazos recuerda que:
El té necesita: Obrar contra nuestra propia naturaleza conduce inevitablemente a la pérdida de bienestar. Ningún bebé en el mundo llora para fastidiar ni manipular a sus padres. Lo hace cuando necesita algo, cuando él solo es incapaz de resolver su hambre, su dolor, su inquietud o su miedo.
¡A mis brazos!: Por eso hay que cogerlo. Pero no sólo cuando llora, sino a cualquier hora. Durante la fase “en brazos”, la que va desde el nacimiento hasta que adquiere cierta autonomía de movimientos, tu bebé necesita contacto físico durante el máximo tiempo posible.
Mejor cuanto mas cerca: Existen estudios que han demostrado que los bebés ganan más peso cuando más escuchan el latir del corazón de sus madres y, aunque parezca contradictorio, tienden a ser más independientes al cumplir el año.
El cariño nunca sobra: Algunos padres temen que si cogen, abrazan o acarician a sus hijos, éstos se convertirán es unos “tiranos” que continuamente estarán reclamando su atención y no les dejaran tranquilos ni un minuto. Pero es justamente lo contrario.
Adiós al estrés: Al cogerlo en brazos o acariciarlo le estás ayudando a resolver un dolor que puede estar directamente relacionado con experiencias traumáticas alrededor de su nacimiento. Del mismo modo que cada adulto tiene sus propios mecanismos para superar el estrés, él utiliza los brazos o el chupete con el mismo fin.
Enséñale el mundo: Es de sentido común pensar que si participa activamente de los paseos, conversaciones, tareas y charlas, ganará muchísimas experiencias esenciales que no tendría si estuviera la mayor parte del tiempo tumbado en el interior de una sillita. No estamos
hablando de pasarle a los pequeños nuestros problemas, ni discusiones…
Sigue tu instinto: Nadie te pide que seas una esclava, pero que tampoco te hagan creer (ni tú quieras creértelo) que lo mejor para él, para que se haga “fuerte”, es cogerlo o acariciarlo a ratos contados. Malcriarle es otra cosa.
NO TE OLVIDES: Los bebés, niños o pequeños (como quieras llamarlos), estar en brazos de mamá es una experiencia tan gratificante tanto para ellos como para ti, se sienten seguros y relajados cerca del corazón de su mamá.