El hipotiroidismo es la disminución de los niveles de hormonas tiroideas en el plasma sanguíneo y consecuentemente en el cuerpo, que puede ser asintomática u ocasionar múltiples síntomas y signos de diversa intensidad en todo el organismo. El embarazo es un momento sumamente especial en la vida de la mujer. Se producen muchos cambios a nivel físico en un tiempo récord, y no siempre el cuerpo es capaz de asumirlos satisfactoriamente. Cuando la gestación se inicia la glándula tiroidea de la futura madre realiza un esfuerzo mayúsculo de adaptación. En las primeras semanas de embarazo el tiroides materno es la única fuente de hormona tiroidea para el feto.
La mamá embarazada es la encargada de aportar al feto el oxígeno y los nutrientes necesarios a través del cordón umbilical. Pero para su correcto desarrollo, el bebé también depende de las hormonas que genera la madre. Por eso, la glándula tiroides encargada de producirlas puede padecer disfunciones o delatar problemas que existían con anterioridad pero que salen a la luz durante la gestación peligrosas para la embarazada y para su hijo. Los endocrinos advierten de los riesgos del hipotiroidismo o de la disminución de los niveles de hormonas tiroideas en el plasma sanguíneo para las embarazadas y abogan por realizar análisis generalizados como parte de la planificando un embarazo para detectar posibles problemas.
Hasta la semana doce de gestación no suele haber un control más exhaustivo de la mujer. Por ello, hay muchos casos donde no se detecta este problema y puede ser perjudicial. Por ello, endocrinos y ginecólogos están trabajando en conjunto para poder detectar este problema a tiempo.