Para cualquier embarazada, el hecho de sangrar se asocia a una perspectiva nada halagüeña, pero la verdad es que no siempre significa lo peor. ¡Si estás esperando un hijo, ver algún rastro de sangre en tu ropa interior al ir al lavabo es, probablemente, la incidencia que más preocupación, algo bastante común, sobre todo durante el primer trimestre. Y aunque es natural que te preocupes, lo cierto es que sólo una de cada diez mujeres que sangran acaban perdiendo a su bebé.
SANGRAR EN EL PRIMER TRIMESTRE:
Sangrar es más frecuente durante el primer trimestre de la gestación que en los seis meses restantes. Son varias las razones por las que puedes sangrar en esta etapa pero, a menos que la pérdida sea abundante y vaya acompañado de dolor abdominal, raramente implica algo malo.
CAUSAS DE LOS SANGRADOS:
MANCHADO:
El spotting o manchado es el tipo de sangrado más común en el embarazo y normalmente tiene lugar debido a una fluctuación de los niveles hormonales en el mismo momento en el que, de no estar embarazada, debería venirte el período. A menudo se conoce como sangrado de disrupción, dura un día o dos y la sangre es de color rojo oscuro o amarronado. A menos que vaya acompañado de dolor, este manchado no suele implicar nada preocupante.
SANGRADO IMPLANTACIONAL:
Puede presentarse en cualquier momento durante las primeras nueve semanas de gestación. La ropa interior se mancha con una sangre amarronada durante uno o dos días y ello sucede cuando el embrión se implantan en las paredes de tu útero. El sangrado implantacional no suele ser peligroso, a menos que vaya acompañado de espasmos abdominales, en cuyo caso deberás consultar lo antes posible con tu ginecólogo.
SANGRADO PLACENTARIO:
Ocasionalmente, se genera más placenta de la que tu bebé necesita y el exceso se contrae y se fragmenta, provocando un sangrado no doloroso de las paredes de tu útero. “Es algo bastante común al inicio del embarazo”. De todos modos, lo mejor es que comentes cualquier tipo de sangrado con tu ginecólogo, vaya o no acompañado de dolor.